Home inmobiliario El futuro inmobiliario de Recoleta: entre la tradición y la modernidad

El futuro inmobiliario de Recoleta: entre la tradición y la modernidad

La transformación urbana y su impacto en Recoleta

La reconfiguración del corredor norte de la Ciudad de Buenos Aires ha desplazado el foco del desarrollo inmobiliario hacia nuevos barrios, dejando a Recoleta y Retiro en una posición de menor protagonismo. Con el declive del microcentro durante la pandemia, Retiro enfrentó problemas de seguridad y disminución de su atractivo. En cambio, Recoleta aún conserva su encanto arquitectónico, su variada oferta gastronómica y una excelente conectividad.

La falta de propuestas limita el crecimiento del barrio

Tipología de viviendas desactualizada

Uno de los principales desafíos para la evolución de Recoleta es la escasez de desarrollos modernos. La oferta actual se compone mayormente de pisos y semipisos de cuatro ambientes con expensas elevadas, lo que dificulta su acceso a nuevas generaciones. “Hoy, la demanda se inclina hacia unidades más pequeñas y funcionales”, explica Martín Flachsland, CMO de Estudio Kohon.

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Sin espacio para nuevas construcciones

A diferencia de otras zonas en crecimiento, Recoleta carece de terrenos para nuevos desarrollos. La construcción de nuevos edificios es costosa y poco común, lo que limita la posibilidad de modernización. “Solo algunos proyectos en Callao y Quintana lograron avanzar comprando edificios completos y demoliéndolos”, señala Iván Briones, director comercial de Kohon.

La revalorización de propiedades usadas

Con la falta de desarrollos nuevos, el mercado inmobiliario de Recoleta se centra en la revalorización de propiedades usadas. “El segmento más demandado son departamentos de hasta 200 metros cuadrados con cochera”, afirma Susana Valle Fonrouge, de GPS Propiedades. Sin embargo, los valores del metro cuadrado varían considerablemente según la ubicación y el tipo de edificio.

El desafío de la reconversión

El futuro de Recoleta depende de su capacidad de adaptarse a nuevas necesidades. La transformación de grandes pisos en espacios de coworking o viviendas temporales podría ser clave para revitalizar el barrio sin perder su identidad histórica.

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