Llega el momento de hacer el ansiado viaje a Europa, pero algunos errores pueden enturbiar la experiencia. Para que todo salga como los esperado, a continuación, algunos consejos que vale la pena tener en cuenta.
Si no se está acostumbrado a caminar, mejor empiece a ejercitarse todos los días un poco antes de viajar, porque no hay forma de recorrer los centros históricos de las distintas capitales europeas, salvo a pie. Además son peatonales, sin acceso a vehículos.
Mejor no alquilar las bicis o los monopatines con motores: las primeras son caras y los empedrados no ayudan para andar; y los monopatines son, cuanto menos, muy peligrosos.
¿Que para entrar a la Basílica de San Pedro hay que hacer cuatro horas de cola? ¿Para visitar a los Uffizi lo mismo? Si quiere encontrar los lugares turísticos emblemáticos con menos gente, cuanto más temprano vaya mejor: esto pasa tanto en los grandes museos como la galería de los Uffizi, en Florencia, como en atractivos clásicos como la Fontana de Trevi. Nunca más cierta la frase de “al que madruga, Dios lo ayuda”.
Los llamados atractivos emblema, esos que cualquier viajero que fue a Europa asegura “tenés que conocer”, y es cierto, pero no de cualquier forma. Conviene comprar, en algunos casos, la visita guiada por alguna de las plataformas más conocidas: es la única manera de no morirse de cansancio en una fila y, también, de entender algo del museo o la galería en cuestión. Porque es tal la magnitud de lo que uno debería conocer en pocas horas que de esta forma se puede apreciar mejor.
Para recorrer bien cualquiera de los museos más importantes hacen falta varios días. Si aún así es de los que no le gusta que lo guíen, sí o sí debe comprar las entradas online, tanto para los museos como las catedrales.
Y hablando de iglesias, en Europa son museos en sí mismos y conviene no dejarlos fuera del listado. Porque además, son uno de los pocos lugares donde uno se puede sentar sin ser molestado, con poca gente y en silencio. Muchos están tarifados, pero valen el gasto.
Secretos mejor guardados
Hay aproximadamente 200.000 secretos mejor guardados de las principales ciudades de Italia, España, Francia Inglaterra y un largo etcétera en Internet e Instagram. Alguna recomendación puntual de un amigo, vaya y pase, pero sinceramente lo más lindo de un viaje es perderse en las calles de una ciudad hasta encontrar ese lugar donde se vive la propia experiencia, sin hablar de la ansiedad que genera el tipo de recomendaciones de “Roma en 40 horas” o “Barcelona en dos días” donde hay que ser Superman para visitar tantos lugares en tan poco tiempo. Y uno se siente irremediablemente en falta. Sobre todo cuando aparece la frase del papanatas de turno que dice: “¡Cómo no conociste la terraza del Riu Plaza en Madrid!”.
Con respecto a los pagos, en los subtes de Barcelona, por ejemplo, no reciben billetes de 100 euros y a veces solo las monedas entran bien en la máquina expendedora, por lo cual a veces es necesario comprar algo, que no se necesita, para pedir cambio en monedas. Para evitar esto, más vale comprar el pase por día o por semana y despreocuparse.
Si alquila un auto, la carga de combustible se realiza en forma individual en casi todas las estaciones de servicio: nadie carga nafta. Si se hace con tarjeta, al principio la máquina retiene una mayor cantidad que se devuelve a la hora de la carga, con el monto final: no se asuste. Si se hace con débito debe haber bastante margen en la cuenta.
En Madrid y Barcelona existen algunos bares que, con pedir la bebida, ofrecen las tapas en forma gratuita, que son una comida en sí misma: Churruca, Sidrería El Tigre y otras decenas de bares, a los que vale la pena visitar.
Las ciudades se recorren de día y de noche. Mejor hospedarse en el centro, porque el transporte será más sencillo. Y preguntar porque nada es tan mágico en el mundo: hay barrios peligrosos, paros y todo tipo de inconvenientes que pueden surgir y que no son exclusivos del tercer mundo.
La devolución de impuestos es real en las casas más importantes como El Corte Inglés y el largo etcétera de lugares registrados correctamente. Para lograr el comprobante correspondiente hay que tener el pasaporte y pedir que sellen el ticket. Luego llevarlo al aeropuerto, registrarlo en una máquina y si sale el tilde verde está ok; si sale el amarillo hay que exhibir el producto comprado que puede quedar retenido. Luego con los tickets aprobados se va a la oficina de Tax Free y allí devuelven en dinero el impuesto. En general hay cola así que deberá calcular un tiempo extra para hacer este trámite.
Fuente: Silvina Beccar Varela, La Nación