La Cofradía del Omelette Gigante de Pigüé, partido de Saavedra, cumplirá 25 años y, para celebrarlo, prevé romper el récord de los 25 mil huevos
DOLORES.– Un sándwich de matambre de 20,7 metros de largo (para el que se usaron 57 baguettes y 16 kilos de matambre criollo)es exhibido sobre un tablón de madera sostenido por caballetes, en la diagonal principal de la Plaza Castelli. Está listo para ser cortado y degustado por una larga fila de personas, que llevan en sus manos el vale para retirar su porción y una calcomanía de la campaña “Yo Amo al Matambre”, promovida por los emprendedores locales “Gastronómades”. Son quienes están a cargo del reto culinario en esta ciudad, situada al sur del río Salado. “Acá se sirve así, solo pan y matambre, sin aderezos ni queso”, aclaran.
La longitud del manjar regional no es antojadiza, ni una marca para batir un récord anterior. Fue establecida, con esa exactitud, para celebrar el 207º aniversario de la fundación de Dolores, también conocido como el “Primer Pueblo Patrio”, ocurrida el 21 de agosto de 1817, luego de la Declaración de la Independencia.
La ciudad tiene entre sus especialidades al matambre criollo, que si bien suele hacerse con condimentos tradicionales (ajo, perejil, orégano, ají molido, pimienta y sal), en la zona también le agregan pimienta blanca, tomillo, pimentón dulce y mostaza.
“El producto del matambre es un corte de vaca, y nosotros somos una zona de producción ganadera por excelencia. Tenemos muy buena pastura todo el año, y también un frigorífico, que suma mucho a la cultura del matambre y a que se consuma acá”, cuenta Alfredo Facundo “Fito” Celasco, cocinero de Gastronómades. El proyecto tiene como filosofía cocinar en base al uso de alimentos en origen y agroecológicos, tratando de preservar costumbres y patrimonios culturales locales. Su línea de productos incluye conservas artesanales, paté en base a hígado de vaca pastoril 100%, hongos de pino y fiambres, como el matambre, que es su producto estrella.
Se cree que uno de los orígenes del matambre es que se usaba como un corte de descarte en la faena y se lo daban de comer a los empleados. De ahí el nombre, como parte del pago y para que saciaran el hambre en el horario laboral. “Nuestra idea es rescatar la tradición del pueblo que consumía el matambre de esta forma, arrollado con condimentos, que es muy nuestro”, expresa Florencia Roqués, también integrante del emprendimiento.
A tal punto es un clásico local, que en las pizzerías dolorenses puede encontrarse una variante de esta especialidad. “Tenemos la pizza de matambre. No se consigue en otra ciudad”, cuenta Roqués.
Claro que en Dolores también hay otros récords, ubicados en el campo de la pastelería. En mayo pasado, se celebró la 10º Fiesta de la Torta Argentina, en la que pasteleras locales ensamblaron y decoraron piezas hasta llegar a los diez metros de la torta tradicional, cuya receta lleva 25 discos de masa tipo bizcochuelo, unidas con dulce de leche repostero y recubiertos por un baño glaseado.
Su historia se remonta a fines del siglo XIX, cuando dos mulatas originarias de Uruguay, radicadas en la ciudad, la elaboraron por primera vez para unas fiestas patrias, aunque inicialmente fue untada con dulce de frutas. La cantidad de capas tampoco era caprichosa: 25, por el Día de la Revolución de Mayo. La receta, con incorporaciones como el dulce de leche, se fue transmitiendo a través de las generaciones, hasta alcanzar su versión en alfajor (Don Abel), que ya ganó dos medallas en el Campeonato Mundial del Alfajor.
Otras ciudades, como Tandil, también tienen sus récords. En el último Festival del Salame y el Cerdo “Chacinar”, se presentó el “salame más grande del mundo”, que midió exactamente 310,69 metros, superando la marca que había alcanzado la ciudad cordobesa de Oncativo, donde habían logrado un salame de 237 metros. “El salame más largo lo hace el Consejo de la Denominación de Origen del Salame Tandil, que es el grupo de productores que obtuvo en 2011 la primera denominación de origen de un producto agroindustrial de la Argentina. Es algo que se venía trabajando desde 1995, tratando de darle el sello de calidad, porque se hacían y le ponían tandileros al salame en varios lugares de la Argentina, y de Latinoamérica, entonces se tenía que proteger el gentilicio”, explica Mariano Frías, responsable de marketing de Cagnoli, una de las empresas que integra el Consejo.
La primera vez que lo hicieron fue para celebrar ese reconocimiento que ratificaba la identidad local del producto. “Hicimos un salame recto de 16 metros, el largo que tenía el escenario del Festival de la Sierra”, cuenta Frías.
Desde entonces, las marcas fueron superándose hasta llegar a los 310,69 metros en 2023, con más de 700 kilos de carne fresca para elaborar el salame, que pesó alrededor de 500 kilos. “En 2018 comenzamos a hacer el salame más largo en el Festival Chacinar, donde mostramos toda la cadena productiva del cerdo y cómo se elaboran los salames”, dice Frías, al tiempo que subraya que el foco está en “dar cuenta del impacto en la economía regional, la fuente de empleo que genera y en cómo se sostiene la calidad y la tradición”.
Una cofradía
Este año, la Cofradía del Omelette Gigante de Pigüé, partido de Saavedra, cumplirá 25 años y, para celebrarlo, prevé romper otro récord: 25 mil huevos, por su cuarto de siglo. La fiesta que lleva su nombre se realiza desde 1999, en homenaje a la “tortilla francesa” o “tortilla de huevos”, ya que Pigüé fue en sus orígenes una de las colonias francesas más grandes del país.
En la última edición, en 2023, se rompieron y batieron 20 mil huevos en 45 minutos, para luego colocarse en una sartén gigante de 4,5 metros de diámetro. Allí se mezclaron 30 litros de aceite, 100 kilos de jamón cocido, junto con cinco kilos de ciboulette, cuatro de verdeo, cinco de perejil, cuatro de pimienta y seis de sal. También hubo una opción de omelette apta para celíacos.
El proceso de cocción está a cargo de cinco grandes maestros, 30 caballeros, 30 cófrades y 10 ayudantes, quienes convocan a los vecinos a acercarse a la sartén gigante para buscar su ración del omelette “más grande del mundo” junto a las rodajas de pan casero, que llegaron a medir tres metros. “Lo hacemos para conservar la tradición y honrar a las primeras 40 familias que vinieron a poblar la zona, y para conservar el vínculo con Francia”, asegura Florencia Bross, integrante de la Cofradía. Y agrega: “También para promover el turismo”.
Los récords gastronómicos continúan en otros puntos de la Argentina, como en Tucumán, donde se realiza el “sanguche de milanesa más grande del mundo”. El año pasado alcanzó los 17,32 metros, para los que se utilizaron 35 kilos de carne, 12 kilos de mayonesa y nueve de mostaza.
Diego Viruel, su impulsor, asegura que lo hace para difundir la cultura tucumana. “Las razones que lo distinguen son varias, comenzando por el preparado de la huevada donde se mezclan ajo, mostaza, algunas veces comino, y un doble empanado. Otro rasgo diferencial es el pan sanguchero, más blando que el francés y con la cáscara no tan dura”. Y concluye: “Con esto siento que aporto valor a Tucumán, y a un plato que amamos”.
Fuente: La Nación